Con el método ABN se pierde la ayuda de la familia, pues los padres no pueden echar una mano porque no saben cómo se hacen las nuevas cuentas.
Tenemos la suficiente experiencia para decir que esto no es cierto. Es verdad que hay que explicarle a los padres cómo son los nuevos algoritmos y solicitar su colaboración. Una vez hecho esto, son los primeros entusiastas. Por otro lado, hablamos de personas adultas que no tienen gran dificultad en aprender los nuevos procedimientos. No estamos hablando de nada complicado o difícil, sino de algo muy sencillo. No nos cabe en la cabeza que algo que hacen niños de 6, 8 o 10 años no puedan entenderlo sus padres.
Hay otra cosa importante. A veces los docentes tienen ideas no del todo exactas sobre qué les parece a los padres el tipo de trabajo que se sigue con los niños en matemáticas. Recibo muchísimos correos de padres que están hartos de tanta cuenta, de un cálculo tan mecánico, y que piden ayuda. Y son también muchos los padres que, por propia iniciativa, trabajan el método ABN con sus hijos. Insisto, y por propia iniciativa.
También es cierto que, en casos muy aislados, ha habido protestas de padres por el nuevo método. Pero han sido situaciones muy localizadas y debidas a circunstancias excepcionales ligadas a cambios de maestros, a interrupción de la docencia por enfermedades sobrevenidas y bajas prolongadas. Pero, repito, son excepciones. Lo más habitual es que sean los padres nuestros primeros aliados.
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